Deberíamos preguntarnos acerca de aquellas personas y grupos que niegan legitimidad, legalidad y compromiso político con la tolerancia, así como del alcance de sus acciones, en especial cuando se sitúan en la praxis y conductas de intolerancia. A veces hay personas que rechazan educar en ese valor y virtud desde la ignorancia de su transcendental importancia para la convivencia. Otras veces hay quienes restan importancia al confundirlo con una prerrogativa del poder que impide el ejercicio pleno de derechos ciudadanos. Y otras, lo hacen a plena conciencia desde su cosmovisión, doctrina o ideología porque les resta fuerza agresiva en una manipulación de masas para llevarlas a confrontaciones sin límite. Ahí está la historia como testigo, Y aquí está el presente con lo que acaece. Nosotros, los humanos, construimos la realidad y no parece que aprendamos del horror.
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