Fuente: Diario del Alto Aragón.
Además de la pandemia de coronavirus que tan duramente está golpeando al mundo, hay otros virus letales como la xenofobia, el racismo o la hispanofobia. Los vemos en quien niega asistir humanitariamente a inmigrantes irregulares, en los crímenes que acabaron con la vida de personas negras como George Floyd (Estados Unidos) y Hansek Hernández (Cuba), el primero con gran respuesta mediática y el segundo sin ella, inexplicablemente, y también por las reacciones de fanáticos hispanófobos contra estatuas de Cervantes, Junípero y Colón.
Bien por la lucha contra la intolerancia en todas sus manifestaciones y mal por las acciones violentas contras las personas, locales y bienes, causando muertos, destrozos, humillaciones y miedo a gran parte de la población.
Esto lo condenamos, como en su tiempo hizo Martin Luther King cuando movilizó a la sociedad, sin violencia, contra el racismo, mientras defendía los valores de libertad, igualdad y solidaridad junto a la universalidad de los Derechos Humanos.
Una lucha democrática contra el racismo y la intolerancia debe conseguir una Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación y una Ley Integral contra los Delitos de Odio, junto a la educación en la Tolerancia para que nunca jamás vuelva Auschwitz.
Por ESTEBAN IBARRA