25 ANIVERSARIO DEL PRIMER
CRIMEN DE ODIO RACISTA
En el aniversario del asesinato de Lucrecia Pérez Matos, queremos
recordar a esta víctima y a los casi un centenar de fallecidos desde esa época
hasta hoy por Crímenes de Odio. Hace ya 25 años de aquel crimen racista,
que además de la vida de Lucrecia, dejó a otra víctima, uno de sus compañeros
dominicanos, Cesar Augusto Vargas quedó muy mal herido tras recibir varios
disparos realizados por un grupo neonazi perteneciente a la organización Bases Autónomas que salieron a “cazar inmigrantes” y "a
limpiar de negros la zona".
Actualmente se
producen más de 5.000 delitos de odio de
diverso tipo en España basados en la intolerancia al diferente, tanto por
su origen nacional, territorial, color de piel, convicción religiosa,
orientación sexual u otras características que son significadas en estos
delitos que se expanden por Europa. Ejemplo
de ello es que en Gran Bretaña alcanzan los 60.000, en Alemania más de 20.000 y
cifras elevadas en toda Europa, a lo que
hay que añadir los discursos de odio que inflaman e intoxican las redes sociales, así como
la intolerancia política con actitudes de fuerte enfrentamiento junto a la presencia de partidos extremistas en las
instituciones, construyéndose un escenario inquietante en toda Europa.
Lo que hace 25 años veíamos como clima previo al crimen nos confirma hoy que esas actitudes no
deben avanzar. La agitación racista no se limitaba a los panfletos sin
firmar. El clima agresivo y provocador convertía a la zona de Aravaca con
presencia dominicana en un polvorín que era alimentado por pintadas xenófobas,
incluso carteles como los de “INMIGRACIÓN STOP, los Españoles primero”, “Alto a
la Invasión “y otros profusamente distribuidos y pegados por la organizaciones
ultras y racistas. El 13 de noviembre de
1992, un grupo de cuatro skins-neonazis consumaron por la noche el ataque a la
discoteca abandonada Four Roses, donde
estaban cenando los inmigrantes dominicanos. Sus asesinos, gente desalmada, no buscaban a Lucrecia Pérez,
su objetivo era matar por ser inmigrante
y negra, desde su odio profundo que era
la pólvora del crimen. La noticia del asesinato conmocionó a la sociedad
española.
Hoy desde esta Memoria y con el compromiso vivo, social e institucional,
ante este tipo de hechos de intolerancia
criminal y el peligro de su extensión, conscientes de avances como la reforma
del Código Penal y la creación de las
Fiscalías de delitos de odio, queremos solicitar al Gobierno, a los partidos políticos y al conjunto de las
instituciones, que deben concretar avances en tres perspectivas:
1.-
Educar para la Tolerancia como plantea la UNESCO, respetando, aceptando y
apreciando la diversidad de la condición humana.
2.-
Reforzar la Legislación frente a todo tipo de Discriminación y Delito de Odio y
las políticas integrales de prevención e
intervención como demandan las instituciones internacionales.
3.-
Apoyar a las Víctimas de estos delitos y estimular su denuncia como así
requiere la Unión Europea.
La Memoria de Lucrecia y con ella de todas las víctimas de
crímenes de odio viven en cada uno de nosotros y por ellas, en defensa de la justicia, la
dignidad y los derechos humanos para todas las personas, luchamos día a día
animando a todos a trabajar con intensidad y compromiso.