Ante los sucesos
ocurridos en Lavapiés tras el fallecimiento por infarto de D. Mmame Mbaye,
conviene una reflexión rigurosa mediante un “análisis concreto de la situación
concreta”, evitando distorsionar o manipular los hechos al servicio de ideologías de cada cual. Y hacerlo tras lamentar
profundamente y trasladar condolencias a su familia y amigos de nuestro
vecino senegalés, además de reconocer la intervención humanitaria de auxilio
realizada por agentes de Policía
Municipal de Madrid que intentaron por todos los medios su reanimación hasta la
llegada del Samur.
Conviene a efectos del análisis no mezclar, que no es lo mismo que obviar,
temas como la ley de extranjería, top
manta, identificaciones por perfil étnico, huida del inmigrante sin papeles, sistema
capitalista, mafias de material falsificado, dualidad social de Lavapiés, marginación
y delincuencia u otros aspectos que no
son causa directa de su muerte y por tanto nos confunden al proponernos incluirlos como argumentos
de victimización directa y por tanto
ceñirnos a hechos, a conductas ilegítimas, violentas e ilegales de graves
consecuencias directas.
Es ilegítimo, inmoral y en algún caso ilegal, la falsa información
irresponsable que vinculan como causa directa del fallecimiento la persecución de manteros por agentes de la
Policía Municipal; evidenciándose su falsedad y tendenciosidad, alentaron el odio y el conflicto institucional;
informaciones que después de la muerte del Sr. Mbaye realizaron determinados
referentes de ONGs, dirigentes políticos y algún cargo del Ayuntamiento contribuyendo a la generación de un clima de
confrontación e intolerancia, en el que emergieron disturbios violentos
realizados por grupos extremistas y algunos inmigrantes de origen africano.
Se debe condenar de forma tajante la violencia y a sus protagonistas: a los
encapuchados que para esa acción ocultan su rostro, a los senegaleses que arrastraron, incluido el ataque a su cónsul
por indignados que estuvieran, sin
olvidar al policía que realizó la agresión gratuita a un senegalés en uso
ilícito de la fuerza. Así mismo, es de humanidad solidarizarse con todos los
heridos, inmigrantes, vecinos y policías, de esos sucesos y con afectados por daños materiales en casas,
establecimientos y vehículos entre otros destrozos de mobiliario urbano,
responsabilizando de los mismos a quienes ejercieron violencia, a grupos
organizados y a todos los que participando evidenciaron su conducta a través de los
hechos y que los procedimientos judiciales deberán aclarar responsabilidades efectivas.
Se debe significar la tardanza del Gobierno del Ayuntamiento de Madrid en
la interpretación y la difusión de la verdad
de los hechos y la ausencia de llamamiento inmediato a finalizar
enfrentamientos, reacción que tardó 22 horas, hasta la rueda de prensa, tras ser arrasado el barrio,
en una clara irresponsabilidad omisiva. También se debe condenar la campaña de
criminalización de la policía realizada por diferentes actores y los discursos
xenófobos emitidos por grupos racistas que inundaron redes sociales con graves
consecuencias para los inmigrantes y para los que defendemos abierta,
públicamente, sin capuchas, a los inmigrantes.
Y ahora toca redoblar esfuerzo, rechazar la violencia, la intolerancia racista
y xenófoba, la ruptura de cohesión social que alimentan quienes proponen
identidades enfrentadas e invitar a la
gente de bien a fomentar en profundidad la convivencia y la tolerancia, así
como a resolver los problemas sociales en el marco del dialogo y del principio
constitucional de legalidad democrática. Este es un ejemplo desgraciado de
quiebra ética que nos muestra que: ¡No
vale todo!
Esteban Ibarra
Presidente de Movimiento contra la Intolerancia