La mujer, una historia reivindicando sus derechos
Hoy 8 de marzo conmemoramos
el día Internacional de la Mujer, declarado por la ONU hace solo 41 años
(1975). Fueron distintos sucesos a lo largo del último siglo los que han
derivado en la conmemoración que conocemos hoy, siendo el más simbólico el que
se produjo el 25 de Marzo de 1911, cuando
mas de un centenar de mujeres murieron en el incendio de una fábrica
donde trabajaban en precarias condiciones.
La historia de la mujer no
es otra que la de su propia lucha. Una historia ninguneada, invisibilizada,
desprovista de cualquier reconocimiento, por todo ello, hoy, y siempre, es un buen día para rescatar
y visibilizar la historia de muchas de ellas que vivieron y murieron por
conseguir derechos que ni siquiera llegaron a disfrutar.
Sin obviar los avances
conseguidos en cuanto a derechos y políticas que pretenden la igualdad,
seguimos siendo víctimas de un sistema patriarcal basada en una cultura machista que produce
una violencia estructural y que normaliza la desigualdad, la discriminación, la
misoginia y en su versión criminal, la violencia machista y el feminicidio.
Las mujeres seguimos siendo víctimas
de multitud de manifestaciones articuladas desde un pensamiento machista,
cosificadas en los medios de comunicación y publicidad, deshumanizadas, tratadas
como objetos sexuales, principales víctimas de la guerra y lo pobreza, condicionadas
por los estereotipos de género, oprimidas por la exigencia estética, esclavas del hogar,
victimas del menosprecio de las aptitudes intelectuales y/o de la continua
protección y control como personas débiles, y
un sinfín de cargas impuestas por una sociedad y cultura sexista que nos
condiciona por nuestro sexo y nos constriñe a perpetuar una determinada
identidad de género aún limitada a ese papel servil con respecto al hombre.
Y un día como hoy no nos
podemos olvidar de la mujer en el ámbito laboral. Sin desviar nuestra atención
hacia los orígenes en el calendario de esta conmemoración, sí que hay que
señalar la trayectoria y los antecedentes de lucha obrera que ha abanderado la
mujer. En este sentido sí que existe consenso para reconocer que hoy recordamos
las conquistas de los derechos laborales que a lo largo de nuestra historia se
ha ido ganando con el sudor de las trabajadoras.
Sin embargo, los informes
realizados constatan que el salario medio anual de los hombres es seis mil
euros mayor que de las mujeres, lo que supone un 24 % de diferencia. Y es que,
mientras siga imperando en nuestra sociedad la supremacía patriarcal será
difícil romper en el ámbito profesional con esta brecha salarial o con el techo
de cristal que nos mantiene aún muy alejad@s de conseguir esa igualdad por la
que lucharon tanto nuestras antepasadas.
Avanzar hacia la Igualdad
supone una toma de consciencia y
responsabilidad de todos y todas, y un compromiso en todos los ámbitos
de nuestra sociedad, prioritariamente
desde la educación como pilar sustancial que sostiene nuestro sistema de
valores, donde es fundamental incorporar una perspectiva de género e incidir en
este aspecto de forma transversal, no basta sólo con tratar el tema una vez al
año de forma ocasional y aislada.
Como recuerda Miguel
Lorente, “sólo seremos lo que está previsto que seamos, salvo que
rompamos con los mecanismos que determinan ese resultado. Y no es fácil cuando
todo el engranaje funciona en el mismo sentido…
la cultura no deja apenas resquicios por donde introducir
otras referencias. Y si por casualidad llegan a entrar, apenas tendrán
oportunidad de integrarse como parte del conocimiento, pues como si fueran guardianes
del orden dado, los estereotipos invaden el aire desde los juegos, las series
de televisión, la publicidad, el cine... se encargan de abortar cualquier
intento de modificación… Bajo estas circunstancias, la única posibilidad de
modificar el "mensaje" tradicional pasa por la crítica y el rechazo
al contenido histórico, y por la incorporación de nuevas referencias tras un
proceso de reflexión crítica. Y si se quiere conseguir que la reflexión crítica
sea generalizada en la sociedad, la única posibilidad de lograrlo en un tiempo
breve es a través de la transmisión directa de nuevos conocimientos por medio
de la educación”.
Por todo ello, el 8 de marzo
se ha convertido en un momento de confluencia para reivindicar la igualdad de
derechos, recordando así que aun no se ha alcanzado en ningún país del mundo.
Por eso hoy, y siempre, apostamos por el feminismo, tan criminalizado y
desacreditado, como antídoto ante
la desigualdad para una sociedad que ha
de entender que “sin las mujeres, los derechos no son humanos”.