El proceso de reconocimiento como problema del “Discurso de Odio” (Hate Speech) y la lucha por su erradicación ha tenido una larga marcha hasta los tiempos actuales en los que se reconoce su alcance global y su enorme desarrollo, especialmente a partir del uso de las nuevas tecnologías de comunicación, internet y las redes sociales. El aumento en todo el mundo de discursos que incitan a la violencia y a la discriminación, socavan la cohesión social, la convivencia, la concordia y tolerancia, causan daños psicológicos, emocionales y físicos que no solo afectan a individuos y grupos específicos hacia los que se dirige, también a las sociedades en general con un efecto devastador cuya escala e impacto son mayores que nunca a causa de las nuevas tecnologías que convierten el discurso de odio en uno de los métodos más frecuentes para expandir la intolerancia y la confrontación a nivel global.
El “discurso de odio” siempre provoca víctimas de mayor o menor gravedad, y puede alimentar la comisión de delitos de odio como consecuencia de la incitación que impulsa. La respuesta de la sociedad y de las instituciones nacionales e internacionales, dista mucho de ser la más adecuada, situándose a veces en la indiferencia e incluso en la impunidad en cuanto a la aplicación de la legalidad establecida, tanto en el ámbito civil-administrativo como en el punitivo penal, incluso a veces con normalización de su existencia y ausencia de reproche social. Aunque este tipo de expresiones y mensajes son tan antiguos como la humanidad misma, es hace pocas décadas que desde las instituciones internacionales comienzan a reconocer que es un grave problema, acuñando un concepto fenomenológico, con controversia, dado su choque limitativo con la libertad de expresión. La Asamblea General de la ONU, en julio de 2021, a mostrar su preocupación sobre “la propagación y proliferación exponenciales del discurso de odio” en todo el mundo, para adoptar una resolución al objeto “promover el diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales para contrarrestarlo”.