Fuente: El Periódico de Aragón
Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia
Transitamos por tiempos de mutación y desorden global que afectan de manera integral a todo el planeta, ente otros factores por unas comunicaciones y tecnologías desbocadas, sin supeditación ético-jurídica, que revientan equilibrios y mesuras, que impactan en todos los procesos, incluido el de las migraciones. Si a esto le añadimos una situación excepcional de pandemia, que genera ansiedad, miedo, inseguridad y dolor, el escenario es propicio para favorecer el desarrollo de actitudes de intolerancia.
Entre aplausos, no faltó quienes cometieron agresiones a personas con rasgos orientales responsabilizándolas del virus, quien demonizó a judíos diciendo que estaban tras la pandemia o a inmigrantes por su llegada irregular sin mascarilla. Se ha señalado a gitanos como peligro latente, como se ha despreciado a personas mayores o con discapacidad y al personal esencial, y ha habido agresiones a personal sanitario, en centros religiosos de diverso signo y no digamos en la política.
Los discursos extremistas en la política han sido la estrella, especialmente en la coyuntura electoral madrileña, con descalificativos, reproches y expresiones inadmisibles. Se ha sembrado odio y confrontación que se ha visibilizado en cartelería xenófoba, banalización antisemita, gueracivilismo, humillaciones, amenazas, apedreamientos y agresiones, incluso hacia la Policía, como en los vergonzosos sucesos de Vallecas.
Catalizadores del clima de intolerancia los encontramos en las redes sociales con mensajes de desprecio y rechazo al prójimo, también en los discursos políticos que solo ven enemigos a los que aplastar, estigmatización de comunidades autónomas, crispación familiar, amistades que se rompen, programas espectáculo en televisión donde el debate sosegado y razonable ni está ni se le espera. Y sí, la malignidad en las redes supera límites y entra en situaciones de discurso y delitos de odio. En fin, mal escenario.
El problema de fondo es el virus de la intolerancia, que porta adosado las febrículas de inhumanidad y egoísmo, de agresividad y violencia; un virus de realidad poliédrica al que para vencer tenemos que desplegar las mejores armas que hayamos construido a lo largo de la historia, como la concordia, la tolerancia y la convivencia democrática.
Pese a todo, la sociedad transita en positivo. Si todos actuamos con responsabilidad, unidad y solidaridad, si valoramos comportarnos con actitud de tolerancia para proteger la diversa condición de la persona, sin victimismo y polarización, si defendemos y aplicamos la Carta de Derechos Humanos y los valores democráticos, entonces tendremos esperanza de vencer a todo virus maligno y fortalecer la dignidad de nuestra condición de seres humanos.
En sentido de esa lucha, Movimiento contra la Intolerancia, Sefarad y FAGA hemos organizado un curso online para la Casa de las Culturas de Zaragoza, los días 13 y 20 de mayo, a las de 18.30, para abordar la intolerancia en pandemia. Para más información o apuntarse, envíen un correo a aragonmci@gmail.com.