"Maricón de mierda","asqueroso","anticristo", son algunas de las palabras que la víctima recuerda. Estaba tirada en el suelo, en el portal de su casa, mientras ocho personas le agredían. Así figura en la denuncia que presentó en la comisaría de Policía Nacional del distrito Centro de Madrid. Adjunta un parte de lesiones de un centro hospitalario: cortes en el labio inferior y una herida en un glúteo, en la que se lee "maricón". Se lo hicieron con una navaja.
El chico de 20 años es español. No puede identificar a los autores porque llevaban la cara tapada e iban encapuchados. Estaba muy aturdido y aún se encuentra muy afectado. Todos vestían de negro. Ocurrió el domingo a las 17:20 horas en Malasaña, una zona muy concurrida a esa hora.
Esteban Ibarra es el presidente de la asociación Movimiento Contra la Intolerancia. "Todo hace pensar que se trató de una acción organizada y planificada. Posiblemente le estaban esperando. A mí me llama la atención la mención al anticristo. Me recuerda a las bandas neonazis de los 90, relacionadas con rituales satánicos", explica a NIUS este experto.
La Policía está revisando las cámaras de seguridad de la zona para localizar e identificar a los agresores. Se enfrentan a un delito de lesiones y posiblemente a un delito de odio si hubo homofobia, lo que sumaría otros tres años de cárcel a su condena.
"Los investigadores deben analizar la naturaleza y el origen de estas bandas. Pueden haber cometido un delito de odio, contemplado en el artículo 515.4 del Código Penal. Estos grupos pueden resultar muy peligrosos si no se los desmonta a tiempo. Los miembros suelen ser personas muy jóvenes. Si sus actividades perduran en el tiempo entonces se trataría de una asociación ilícita ", señala Ibarra, que durante décadas se ha personado como acusación particular en los procedimientos que han permitido ilegalizar algunos de los grupos ultras más peligrosos de España.
Los nazis y el anticristo
"Los grupos neonazis tienen una línea de continuidad histórica, vida propia. Este es un movimiento muy singular. Sus miembros son muy radicales, algunos con unas corrientes exotéricas terribles y vínculos con las sectas. Henrich Himmler estaba a la cabeza. Las SS vestían de negro".
Cree que la Fiscalía debería analizar más estas corrientes y su forma de captación a través de las redes sociales en la actualidad. "Los tribunales no suelen hacer distinción en estos delitos. Tienen que profundizar cuando preguntan a los acusados para obtener información de lo que está ocurriendo. No solo deben condenarles por estas agresiones. También hay que analizar si estas bandas tienen un cabecilla, sus conexiones en la red con otros grupos o su nivel de fanatismo, por ejemplo. Esto no es reconducible. Los investigadores tienen que indagar para determinar si hay asociación ilícita, un delito sancionado en el artículo 515.4 del Código Penal. Durante la pandemia han configurado un subsuelo que se está alimentando en Twitter o Facebook. Incluso tienen conexiones encriptadas para comunicarse entre ellos", señala.
Los agentes que trabajan contra estas bandas organizadas pueden constatar que muchos grupos radicales se están echando a las calles, con tres objetivos claros. Por un lado fomentan el racismo y xenofobia, con poca respuesta porque los inmigrantes no suelen denunciar. También con carácter ideológico. En zonas con más afluencia como el centro de las ciudades atacan a los homosexuales.
Ibarra no puede concretar las cifras: "No tenemos datos concretos sobre este aumento de la violencia porque los últimos que figuran en las estadísticas son de 2020 y estábamos encerrados. No podemos hacer una comparación. Preveemos que la salida a la calle va a suponer la reactivación de estos microgrupos. Además puede producirse un proceso de reagrupamiento, enfocado en el marco de los fondos ultras del futbol. Los grupos violentos funcionan en Internet con mucha intensidad. Lo estamos viendo también en Francia, Gran Bretaña, Italia, Alemania y países del centro de Europa."