La Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que la educación es un derecho humano fundamental para todo el mundo. La educación es un bien público y una responsabilidad colectiva que desempeña un gran papel en la paz y el desarrollo.
Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niñ@s, personas jóvenes y adultas.
En la actualidad, 262 millones de niñ@s y personas jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niñ@s y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niñ@s y personas jóvenes refugiadas no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.
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