En la semana de la conmemoración del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, os dejamos una propuesta cultural que afianza el compromiso que tenemos como sociedad para que jamás se olvide lo que sucedió, y siempre se recuerde a las víctimas de la Shoá. Un hombre de paso es una obra que nos traslada la reflexión de cómo fue y cómo es posible mirar hacia otro lado, convertirse en cómplice de tal atrocidad, e incluso estar ciego ante tales injusticias.
Fuente: El Diario de SevillaEl 23 de junio de 1944, los nazis ceden a las presiones
internacionales y permiten que una delegación visite el asentamiento de Theresienstadt, pero
antes han urdido un engaño: los asistentes se encuentran con jardines con
tulipanes, una orquesta que ensaya el Réquiem de Verdi,
hombres y mujeres saludables y sonrientes. Era un lugar de tránsito hacia los
campos de exterminio en el que murieron decenas de miles de judíos, pero el
jefe de la delegación de la Cruz Roja, Maurice Rossel, no
percibe el horror y realiza un informe benévolo en el que resalta la dignidad
con que se trata a los prisioneros. Años después, el cineasta Claude
Lanzmann, autor de la monumental Shoah, conversará
con ese testigo que no se percató de estar ante uno de los episodios más
terribles del siglo XX y hará un documental en torno a su figura, Alguien
vivo pasa.
Esta premisa inspira Un hombre de paso,
el espectáculo que estrena esta semana –del jueves al domingo– el Teatro
Lope de Vega y en el que vuelven a coincidir, ahora sobre las
tablas, el director Manuel Martín Cuenca y el
actor Antonio de la Torre, que da vida al "enigmático y
poliédrico" Rossel, ese hombre que se convertiría en un símbolo de
la gente que miró hacia otro lado después de visitar también Auschwitz
y no apreciar rastros del genocidio.
Tras varios proyectos en el cine, La mitad de Óscar,
Caníbal y El autor, el cineasta almeriense y el intérprete
malagueño esperaban encontrar algún día una obra que los uniera en un
escenario. El material llegaría gracias a un texto escrito por el también
realizador y dramaturgo Felipe Vega. "Un viejo maestro con el
que yo empecé", señala Martín Cuenca sobre el autor de películas
como Nubes de verano o Mujeres en el parque, al
que retrató en el libro Felipe Vega: Estar en el cine. "Él me
dijo que quería que lo dirigiera yo, y de repente me vi en plena pandemia,
cuando estábamos encerrados, ilusionado con una propuesta que se basa
en la presencialidad", comenta, antes de añadir que en este su casi
debut en el teatro –"hice una pieza de cabaret pequeña hace años"– se
ha rodeado de un reparto andaluz como él –junto a Antonio de la Torre están los
cordobeses María Morales y Juan Carlos Villanueva–, pero ha sido
"casualidad, no me preocupaba de dónde eran, es que quería trabajar con
ellos".
Morales contó que, pese a la temática de la función,
"tremenda, solemne", los ensayos están siendo un proceso
"lúdico", quizás porque "creemos que esa vitalidad puede
venirle bien al texto. Una entrevista como la que se recrea en la obra puede
ser algo falto de movimiento, pero al mismo tiempo es una conversación que
modifica a los personajes", analiza la actriz, que encarna a la
"incisiva periodista" que "empuja a decir la verdad, a
asumir las consecuencias del contradictorio testimonio" de
Rossel.
Antonio de la Torre no hacía teatro desde 2012, cuando
protagonizó Grooming, de Paco Bezerra, pero
el actor de La trinchera infinita o El reino no
encuentra apenas diferencias entre ponerse ante una cámara o interpretar ante
el público. "Sí, tienes que esforzarte para que te entiendan en la
última fila", concede, "pero para mí una cosa y la otra son lo
mismo. Trabajar con el alma, no con la cabeza. Olvidarte de la técnica y tirar
de algo primario, de lo que sientes. Esa es la creación artística que defiendo.
La que se hace con alma, pasión y carne, y si me permiten incluso con el deseo
y el sexo", afirma. "Esto de interpretar es inaprensible, como el
agua que se te escapa de las manos. Nosotros estamos armando una estructura,
pero si me oyes diciendo la palabra resultado es porque se me
ha escapado. Lo que hacemos es un salto al vacío".
"EL CINE Y EL TEATRO SON LO MISMO. EN AMBOS LO QUE
HACES ES TRABAJAR CON EL ALMA", DICE DE LA TORRE
Juan Carlos Villanueva, por su parte, afronta el
"reto" de encarnar a Primo Levi, "cuya figura
admiro profundamente. No era escritor, se hizo escritor por la necesidad de
contar lo que había vivido en Auschwitz. Yo me he acercado a él desde la
humanidad y la emoción", dice sobre el autor de Si esto es un
hombre y La tregua. El cordobés cree pertinentes obras
como Un hombre de paso "porque la memoria es
frágil y hay que recordar la Historia. Este texto no es fácil, pero es
necesario", opina.
Esta producción, que se verá en las Naves del Matadero en
Madrid el mes próximo, tras su estreno en Sevilla, donde "sólo quedan
algunas entradas por vender", refleja para el director del Lope de
Vega Carlos Forteza el "compromiso" del teatro de la
Avenida María Luisa con la creación contemporánea. Una línea que, concretó
Forteza, dará otros frutos como La mujer tigre, una ópera de
cámara en la que se alían el músico Manuel Busto y el director
de escena Fran Pérez Román, programada para marzo, y la revisión
de El público de Federico García Lorca por
parte de Alfonso Zurro y el Teatro Clásico de Sevilla, prevista
para abril. El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, asistió este
viernes a la presentación a la prensa de Un hombre de paso para
mostrar su certeza de que la apertura del Lope a nuevos públicos y otras
disciplinas artísticas "va por buen camino".