Un pedazo de Zhejiang en Sevilla
Según una tesis doctoral publicada en 2013, ocho de cada diez inmigrantes chinos residentes en Sevilla proceden de la mencionada ciudad china. Uno de ellos es David Zhu, propietario del restaurante Qi Lin Ke –el verdadero chino, según apuntan los paladares más exquisitos en cocina asiática–, en la calle Marqués de Pickman. Mientras mira el cuadro antes referido, a Zhu se le dibuja una sonrisa en el rostro. «Es muy bonita, pero la vida allí es muy difícil», explica con cierta nostalgia.
«Todo es montaña, no hay tierras y teníamos que buscarnos la vida fuera», afirma Zhu, que puso rumbo a Europa cuando contaba con 21 años de edad. Zhu llegó a Sevilla hace 12 años, en pleno apogeo del negocio chino, que empezó a echar raíces a mediados de la década de 1990 al calor del boom inmobiliario.
Aunque nacido en Sevilla, el encargado del gran almacén de venta al por mayor Euroxanty, Santi Wang, también guarda lazos familiares con Zhejiang. «Era una zona muy pobre y a día de hoy ha evolucionado mucho y es más moderna», apunta Wang a este periódico.
Mucho ha cambiado este sector en este tiempo. Atrás quedaron esas imágenes de bazares en los que se vendía de todo y que vinieron a sustituir a los antiguos veinte duros o el todo a cien. El comercio chino se ha sometido a una verdadera reinvención, un lavado de imagen, si se permite la expresión. En este sentido, ahora existen tiendas de ropa y textiles con grandes escaparates y cristaleras, a imagen y semejanza de las grandes firmas de la moda occidental, pero con la férrea organización y disciplina propias de la cultura oriental.
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