Es sabido que la transformación social ni es lineal, ni siempre progresa. Vivimos momentos en los que este año, se apuntan avances con el II Plan de lucha contra los Delitos de Odio y Europa plantea la extensión del concepto y la protección universal de la víctima, así como la elaboración de un marco estratégico contra el Racismo y la Xenofobia, pero también se observa no solo un estancamiento en España en su aplicación, además de aplicaciones defectuosas y ausencia de programas efectivos para llevarlo a cabo. Resulta espectacular el retroceso en materia de lucha contra el Antisemitismo donde los planes en Europa y España no se concretan en nada nuevo. Problemas endémicos como son los déficits en términos de Monitorización y Trazabilidad de los delitos de odio, tan importantes para un buen diseño de políticas de criminología y victimología en este ámbito, a los que solo responde, con escaso apoyo institucional, Movimiento contra la Intolerancia con instrumentos como el propio Informe Raxen y con sus análisis e investigaciones, con los que se ha empujado en la construcción institucional y política en materia de delitos de odio, en especial en Racismo y Xenofobia e Intolerancia asociada.