Aunque este Día para la Cero Discriminación nació originariamente contra exclusión de los pacientes con VIH, las reivindicaciones de esta jornada son extensivas.
La discriminación se refiere a aquella conducta, acción u omisión, por la que una persona es tratada de manera menos favorable de lo que sea, haya sido o
vaya a ser tratada otra en situación comparable y cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutra sitúe a personas en desventaja particular con respecto a otras personas, salvo que dicha disposición, criterio o práctica pueda justificarse objetivamente con una finalidad legítima y salvo que los medios para la consecución de esta finalidad sean adecuados y necesarios.
La discriminación afecta a personas en todos los ámbitos, y son muchas las personas que en el mundo enfrentan un trato desigual, debido a su color, a su etnia, a su edad, a su religión, a su aspecto físico, a su ideología, nacionalidad, orientación o identidad sexual, a su género, su situación pobreza, su acento o su discapacidad entre otras.
El derecho a la no discriminación implica que todas las personas reciban un trato digno: que se respete su dignidad humana, autonomía, privacidad y confidencialidad, y que se les garantice la ausencia de coacción y abuso en igualdad de condiciones.
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