El 21 de Marzo de cada año se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, esta jornada recuerda la matanza racista ocurrida en 1960 en Sudáfrica, y nos invita al compromiso colectivo para la erradicación de esta lacra social.
Hoy consternados vemos, no muy lejos de nosotros, como se produce una invasión, matanzas de civiles y una guerra que provoca el éxodo de millones de refugiados. Todas las guerras condenables y esta de Ucrania amenaza directamente a la Unión Europea. La respuesta alcanza alto interés y solidaridad, hay motivos de peso para reaccionar.
Ayer en memoria de los que perdieron la vida y de los que lucharon contra el gobierno racista del apartheid y hoy, en memoria de todos los que pierden la vida por todos los crímenes de intolerancia en general y del ultranacionalismo agresivo como el que provoca la guerra de Ucrania, nos corresponde sostener nuestra mirada hacia las Víctimas.
Dentro de esta gravedad extrema, saquemos en positivo el enorme caudal de solidaridad humanista que se está proyectando. Este comportamiento nos devuelve la confianza frente a quienes creían que la indiferencia se había apoderado de nosotros. La ONU proclamó ese día como invitación permanente al compromiso de lucha contra la intolerancia, el racismo y la violencia.
La ética de la tolerancia y la educación en los derechos humanos junto a la integración social, son factores necesarios para avanzar en esa lucha permanente para la eliminación de la discriminación y la violencia, en favor de la convivencia democrática para construir un mundo mejor donde impere la protección de la libertad y la igual dignidad de la personas, regidos por la fraternidad humana.
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