Durante
este arranque del curso escolar hemos finalizado ya nuestro recorrido
en varios institutos, con grupos de Educación Secundaria y de
Formación Profesional Básica, educando para la Tolerancia;
jornadas de trabajo sobre el valor y el respeto a la diversidad,
la interculturalidad… identificando y neutralizando estereotipos y
prejuicios que alimentan diferentes manifestaciones de intolerancia y
odio como, la xenofobia, el racismo, la Islamofobia… Aplaudimos y
agradecemos la participación de estos centros educativos, con un
hasta pronto y con el compromiso de la continuidad del trabajo por y
para la Tolerancia.
Por
un lado nos hemos encontrado a un alumnado muy abierto a la
reflexión y a la participación, que conocen el valor de la
Tolerancia, con el que además de aproximarnos a conceptos
importantes como los valores democráticos o las formas y
manifestaciones de intolerancia, hemos podido desmontar prejuicios y
estereotipos cruciales para la educación intercultural. Pero por
otro lado también hemos constatado como el discurso de intolerancia
está presente en la escuela, y cala en la mente de los más jóvenes.
El mensaje populista está alimentándose cada vez más, y lo está
haciendo a costa de algo tan fundamental como es el “reconocimiento
de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables
de todos los miembros de la familia humana” tal y como se recoge en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde hace ya
setenta años. La exteriorización de actitudes intolerantes,
especialmente racistas y xenófobas, constatable en estos días en
paralelo a los últimos acontecimientos relacionados con l@s
refugiad@s, desgraciadamente parece que va en aumento, por no hablar
del auge de la islamofobia.
Como
siempre, denotamos que el desconocimiento y la ignorancia está
siendo la gran aliada de la intolerancia, y más aún cuando lo que
consideramos nuestras fuentes de información nos están bombardeando
con constantes mensajes que activan sentimientos de desconfianza y de
miedo ante “lo que viene de fuera”, “los otros”. Por lo
tanto es necesario abordar el fenómeno de la intolerancia de manera
integral, ya que tales actitudes conllevan en la mayoría
de los casos, una predisposición a la violencia que se proyecta en
los ámbitos habituales de socialización de menores y jóvenes:
colegios, institutos, zonas de ocio durante los fines de semana y
entornos deportivos.
En
definitiva, es fundamental desplegar diversas estrategias preventivas
que neutralicen el problema en su raíz, siendo una de ellas la
intervención en el campo de la educación, de la escuela, como
espacio privilegiado para la sensibilización del colectivo juvenil,
dotándole de un sistema defensivo ante la Intolerancia y el Odio,
desarrollando un medio cultural que impida su avance e impulse entre
los jóvenes una conciencia de implicación, participación y
responsabilidad en la construcción de una sociedad democrática.
Los
más jóvenes tienen ante sí una doble perspectiva: SOLIDARIDAD o
INTOLERANCIA. Muchos han apostado valientemente por ser parte de la
solución y no del problema. No es fácil la encrucijada que les ha
tocado vivir. La generación del nuevo milenio se va a encontrar con
un panorama extraordinariamente más duro que los que se han
encontrado ninguna de las generaciones anteriores y a pesar de ello,
puede ser la protagonista del más espectacular cambio de
civilización de la historia humana. Pero para ello, es necesario,
SER PARTE ACTIVA, no pasar, no huir; «Nadie comete error más grave
que quien no hace nada porque piensa que puede hacer muy poco». La
segunda condición supone la utilización del conocimiento, de la
inteligencia de la generación más culta que ha producido nuestra
civilización, bajo una virtud fundamental: LA SOLIDARIDAD, la
empatía hacia el otro. La tercera y definitiva, la VALENTÍA CÍVICA
que exige alzar la voz por una causa, por las víctimas de la
injusticia... La Intolerancia se extiende y nuestro objetivo ha de
ser desactivarla.
Por eso nuestro empeño en el ámbito educativo es
constante, pero no es aislado. Desde MCI hemos conseguido sembrar esa
semilla en muchos otros ámbitos: en la calle, en las tan presentes
redes sociales o en las instituciones y organizaciones con las que
trabajamos de forma conjunta para hace reflexionar e invitar a cada
vez más personas a unirse a la mejor de las luchas, la de la
Tolerancia.
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