Éste
es el relato de una chica francesa
y caboverdiana de 24 años y trabajadora social que lleva seis meses
en España realizando prácticas como voluntaria a través del
programa Erasmus Plus en una entidad social de Sevilla. Durante tan
poco tiempo ha tenido que soportar varias manifestaciones de
intolerancia racista, desde un trato discriminatorio por parte de la
policía y de la administración, hasta recibir insultos y otros
comentarios xenófobos en servicios públicos como un taxi o un
restaurante.
Después
de haber vivido estas situaciones en un periodo tan corto de tiempo,
se ha sentido víctima de una parte de la sociedad que la ha señalado
constantemente por su color de piel. Ante tanta impotencia por el
trato recibido, expresa estos sentimientos con una carta dirigida a
su madre:
Mama
hace 6 meses que estoy aquí, en Sevilla.
Vivo
con 6 personas en una grande casa con italianos, polacas, croata…
me alegro de vivir con ellos.
Mama,
hace 6 meses que trabajo en esta fundación. ¿Sabes que la fundadora
ha vivido en África? Que se dice que ella fue bien acogida allí,
que ha tenido este gran proyecto de crear esta fundación. Se dice
que ella quería que los migrantes sean acogidos en esta ciudad como
ella fue acogida allí.
Y
yo, veo que todavía estamos lejos de este sueño que esta fundadora
tenía para nosotros, como si este sueño desapareció.
Los
usuarios son simpáticos conmigo. Nos entendemos entre migrantes,
siempre me preguntan por qué he elegido de venir en España y además
a Sevilla. Al principio, no entendía por qué ellos estaban tanto
sorprendidos. Ahora entiendo…
Mama,
hace 6 meses que tengo la impresión de vivir lo que has vivido
cuando hemos llegado juntas a Francia, que entiendo mejor porque
llorabas todo el tiempo cuando escuchabas nuestra música “di
Terra” porque llorabas cuando se hablaba de nuestra gente que hemos
dejado allí. Estoy viviendo esta “Sodade Caboverdiana” que
Cesaría Évora y Bonga cantaban con tanta tristeza.
Ahora,
siento este dolor que seguramente sentías en tu corazón.
¿Por
qué? Porque estoy lejos de vosotros y sobre todo porque sufro del
racismo.
Mama,
has sufrido, has sufrido mucho. No, has sufrido demasiado. Porque no
lo merecía.
Mama,
antes de irme por aquí, me dijiste de tener cuidado. Porque uno dice
que España es diferente de Francia. Que aunque en Francia todavía
hay muchas cosas que se tienen que mejorar, la situación parecía
todavía complicada en España. Que los inmigrantes no son tratados
como aquí en Francia, que se tiene que luchar mucho más para
obtener un poco de dignidad y de respecto.
Mama,
aquí hay gentes que me han tratado como si fuera un ser humano
inferior. Mi vida parece como una lucha sin fin. Tengo que luchar
contra ellos para que me respecten, tengo que luchar para que los
demás se den cuenta que el racismo es una agresión que te destruye
poco a poco, tengo que luchar contra mí misma para no volver loca,
para no odiarles y hacer generalizaciones.
Estoy
un poco celosa de mis compañeros a quien le encantan esta ciudad.
Hubiera gustado tener el mismo encanto…
Mama me dijiste que nadie puede odiarme, pero aquí hay gente que
me odian. ¿Por qué? No sé. Acabo de darme cuenta que soy negra.
Que puedo hacer todos los esfuerzos del mundo, aprender el
castellano, aprender la sevillana hasta morir, ellos seguirán
odiarme y considerarme como la “chica negra”.
Estoy
dándome cuenta cuanto difícil puede ser el camino de un africano/a
para encontrar una vida “normal”. Dejar su país sin fecha de
vuelta, llegar en Europa e empezar una lucha sin descanso para buscar
la vida.
Me
he callado mama. Porque uno me dijeron que tengo que aguantar estos
tratamientos porque “la gente es así”. Pero ahora no puedo
callarme más… este camino que has hecho, el camino que millones de
inmigrantes hicieron y hacen ahora mismo merece el respecto.
Mama
sé que estas llorando leyendo esta carta llena de tristeza. Que no
vas aguantar de saber que no me siento bien. Que no vas a entender
porque todavía estoy aquí, viviendo lo que has vivido, esta “vida
di imigranti”.
Tampoco
no sé, pero siento que tengo que hacer algo aquí. Me gustaría que
por lo menos una persona se acuerde de mí como la persona que nunca
a ha aceptado que el odio de los demás sea algo normal.
Me
gustaría que por lo menos una persona se acuerde de mi como la chica
que pensaba que la integración y el apoyo de los migrantes empezará
de verdad cuando la “tierra de acogida” dejara de vernos como los
responsables de la “crisis europea”, cuando respectará nuestra
historia de vida tan dura y nuestra decisión de haber abandonado
todo para buscar una vida mejor, cuando se respectará los esfuerzos
que hacemos para integrarnos.
Mama,
después de 6 meses lejos de ti puedo decirte eso:
No
me odies, porque estoy buscando la vida…
Ka
bu faltam asi, pamodi n’sta li pa busca nha vida …
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