La
Tolerancia es un principio cardinal de la vida en sociedad, natural emanación
del respeto de los derechos y la dignidad de las personas.
Este principio, que reviste más vigencia que nunca, está gravemente amenazado.
La diversidad cultural es blanco de los ataques de grupos extremistas que
pretenden imponer su visión sectaria del mundo, y ciertas minorías se ven
perseguidas y sufren tentativas de “limpieza cultural”. Dentro de las
sociedades, las crisis económicas o sociales sirven a veces de pretexto para
buscar chivos expiatorios y alimentar sentimientos de rechazo del otro. Ante
todas estas dificultades, debemos reafirmar enérgicamente el imperativo de
tolerancia, recordando que toda cultura merece respeto y que no hay credo que
justifique el odio o desprecio del prójimo.
Este mensaje late en lo más
hondo de la labor de la UNESCO, cimentada justamente en la convicción de que
toda paz duradera debe erigirse en el espíritu de hombres y mujeres inculcando
en él los principios de tolerancia y respeto mutuo por medio de la educación,
el diálogo entre culturas y la cooperación intelectual. En este planeta
mundializado ya no basta con vivir junto a los demás en una suerte de
indiferencia pasiva: la tolerancia es una vigilancia activa y cada día renovada
contra la xenofobia, la discriminación y el odio. La tolerancia nos enseña a
conciliar los derechos universales, que nos reúnen, con la diversidad, que nos
enriquece. También nos enseña que a menudo necesitamos de los demás, en toda su
diversidad, para ser plenamente nosotros mismos.
Pero más allá de las
palabras, la tolerancia es un comportamiento que se aprende también en los pupitres
de la escuela, un comportamiento que se traduce en la apertura a la diversidad
de culturas y credos y en el respeto de la libertad de expresión y opinión que
se derivan de un firme apego a los derechos humanos.
Este es el espíritu que
anima el Decenio internacional de acercamiento de las culturas (2013-2022), que
la UNESCO coordina dentro del sistema de las Naciones Unidas. Tal es también el
objetivo del Premio UNESCO-Madanjeet Singh de Fomento de la Tolerancia y la no
Violencia, concedido este año a dos militantes de los derechos humanos: el Sr.
Ibrahim Ag Idbaltanat (Malí) y el Sr. Francisco Javier Estévez Valencia
(Chile).
La UNESCO se compromete a
promover la tolerancia por medio de sus programas educativos y culturales, a
través de la Coalición Internacional de Ciudades contra el Racismo que ha
impulsado y mediante la movilización de los jóvenes y la educación para la
ciudadanía mundial. Con ocasión de este Día Internacional, exhorto a todos los
Estados Miembros y asociados de la UNESCO a que reafirmen el poder
transformador que encierra la tolerancia como vector de paz y diálogo.