La última encuesta de la FAD, el Informe de delitos de odio del Ministerio del Interior y el Informe RAXEN, confirman el peligroso crecimiento del discurso de odio antiinmigración y antigitano, al que se le une la islamofobia y el antisemitismo, especialmente en redes sociales, a raíz de la crisis económica y otros conflictos, aunque ni los Jóvenes, ni España configuran un país racista
Más allá de
algunos titulares mediáticos sobredimensionados a raíz de la encuesta que ha
hecho pública la FAD Juventud sobre Percepciones
y Actitudes de Racismo y Xenofobia en los Jóvenes de 15 a 29 años, sus
datos, congruentes con los que maneja el Informe
Raxen del Movimiento contra la Intolerancia y con el Informe de Delitos de Odio del Ministerio del Interior, confirman la persistencia de un lento
crecimiento en los últimos años de actitudes de intolerancia xenófoba,
antigitana, islamófoba y antisemita, junto a otras que siempre les acompañan
como son LGTBifobia, Misogina y el Odio
Ideológico, como más relevantes.
Los datos han de ser bien
interpretados, con arreglo a conceptos bien tratados, so pena de
equivocarse y ofrecer titulares que parecen que estemos en territorios
habituales del Ku Klux Klan, y no es así. Los prejuicios y
percepciones que ofrecen los datos están en línea con la generalidad de
encuestas, en torno un 25% de intolerancia
xenófoba, antigitana e islamófoba, así como
la predisposición a no compartir en términos de diversidad, lo que
supone un caldo de cultivo para comportamientos peligrosos. Llama la atención que el 5% de jóvenes conteste
sin rubor que ha insultado, burlado o agredido, por tanto VULNERACIÓN DE DERECHOS, lo que es, en la mayoría de los casos, un delito de odio.
Los datos confirman, tras la salida del Covid, que por vía
de las redes sociales y el discurso de odio, se
usan hechos de toda índole, incluso dramáticos, que son explotados para
alimentar la intolerancia al diferente. En España solo existen MARGINALMETE, grupúsculos fundamentados en el racismo, ya sea biológico o cultural, que a
corto plazo pueden desarrollarse desde ese caldo de cultivo que evidencia la
encuesta, pero no tenemos un 25% de JÓVENES
RACISTAS. Lo que no niega el crecimiento de actitudes de intolerancia y de conductas de odio, incluso violentas,
que resultan peligrosas.
Los discursos de odio xenófobo, antigitano y de intolerancia asociada,
estigmatizan, promueven la confrontación, alientan el miedo, el rechazo y la
animadversión hacia la diversidad, la excluye e impide su integración. LAS
INSTITUCIONES DEBERÍAN TOMÁRSELO EN SERIO.
Nuestro país no dispone de una Estrategia
Integral contra el Racismo, la Xenofobia y las formas conexas de
Intolerancia. Tampoco disponemos de Plan
a nivel Estatal para intervenir adecuadamente, ni existen planes autonómicos, ni locales. Sí
existen normas, medidas, muchas con déficits de aplicación, dispersas y no
armonizadas. Los programas de las ONG apoyados por las administraciones son
débiles, con escasos recursos y no obedecen a ningún Plan o Estrategia. Hay
gestos políticos mediáticos, porque aquí nadie osa declararse racista, aunque
ya vemos el descaro de los que vienen, con ese 5% de jóvenes.
En síntesis, estamos lejos de
cumplir las recomendaciones al respecto de la propia Unión Europea que sí
aprobó un Plan Antirracista y la Estrategia contra el Antisemitismo y reclama
su cumplimiento en los países. Los datos que distintas entidades, incluso
instituciones vamos aportando, deberían
ser tomados en serio, para que gobierno
central, autonómicos y locales modifiquen su actitud de indolencia.