jueves, 16 de junio de 2016

Manifiesto Día Internacional de Personas Refugiadas

LA MÚSICA ROMPE FRONTERAS- #VOCESPORELREFUGIO- 16 JUNIO- SEVILLA

MANIFIESTO

En el contexto de la conmemoración del Día Internacional de las Personas Refugiadas, el próximo 20 de junio, nos reunimos hoy  bajo el lema “La Música rompe fronteras”, para denunciar lo que es ya una realidad: Europa asiste, desmemoriada, a una gravísima crisis humanitaria olvidando el artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos humanos que dice:
“En caso de persecución, toda persona tiene derecho a pedir asilo, y a disfrutar de el, en cualquier país.”
Hoy nuestras voces se unen para denunciar que hay millones de personas, refugiados e inmigrantes, gentes que huyen de la guerra o de la miseria, que buscan sobrevivir o vivir con esperanza, pero siempre y en cualquiera de los casos, personas con dignidad y derechos que no se respetan.
Más de 60 millones de personas en el mundo necesitan un espacio de protección, seguridad, libertad y respeto a los derechos humanos.  Ante ello, la Unión Europea, lejos de ser un ejemplo de solidaridad y facilitar la llegada segura y la correcta acogida de estas personas, se ha empeñado en cerrar fronteras e impedir, de facto, el derecho de asilo, incumpliendo sus propios acuerdos y su propia legislación. La Unión Europea ha impulsado acciones  que no solo  han provocado miles de muertes  sino también la apertura de otras vías más peligrosas y costosas para las personas que buscan refugio. Por tanto el Mediterráneo se ha convertido en la mayor fosa común, un mar donde han muerto más de 25.000 personas en los últimos 15 años. En lo que va de 2016, el Estado español solo ha acogido a 18 personas refugiadas de las 17. 000 a las que se comprometió para este año.
Además, el Acuerdo suscrito entre la Unión Europea y Turquía,  es de dudosa legalidad, tal como denuncia Amnistía Internacional y otras muchas entidades sociales,  contrario a los valores democráticos sobre los que se asienta la construcción europea.
A su vez asistimos a la proliferación de discursos de intolerancia y xenófobos que nada tienen que ver con los sentimientos y valores de la mayoría social europea. No hay nada más venenoso para la democracia que una idea que deshumanice a una persona. La intolerancia persigue quebrar el concepto mismo de humanidad, poniendo en marcha una narrativa que sistematiza la negación de la dignidad y derechos, la discriminación, la violencia, y el odio.
Por ello exigimos a las instituciones competentes:
o   Humanizar las políticas de asilo y migración,  poniendo en el centro a las personas y sus derechos, de manera que el principal objetivo sea salvar vidas, y asumir nuestra responsabilidad en su acogida. 
o   Retirar el acuerdo de la UE y Turquía
o   Respetar los derechos humanos en la frontera sur y en el resto de las fronteras europeas
o   Reforzar políticas contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia que deslegitimen el discurso de odio,  y apuesten decididamente por la construcción de una convivencia basada en la Tolerancia  y el  Diálogo Intercultural
o   Cumplir el Acuerdo de septiembre de 2015 por el que España se comprometió a acoger a 17.000 personas, de las que solo han llegado 18.
Pero ¿se puede ser eficaz al abordar este problema sin plantear ir a las causas, entre ellas: las guerras y sus raíces?  El dilema está planteado ¿Solidaridad y Justicia o Barbarie? Y aunque la respuesta parezca obvia, conlleva apuestas complejas con más democracia, rechazo a la intolerancia y una respuesta internacional por la paz. Se hace imprescindible  por  tanto, un orden mundial democrático basado en los derechos humanos y en la dignidad intrínseca de la persona, tal y como reza en la Declaración Universal.  

Hoy la música es nuestra aliada para denunciar la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial, y sirve de melodía a nuestras #vocesporelrefugio, que reivindican y apuestan por el compromiso de la ciudadanía con la solidaridad y la justicia para todas las personas que habitan este mundo.