miércoles, 13 de mayo de 2015

Viernes 15 de Mayo, en el coloquio sobre "Alacrán enamorado" de TVE participa Movimiento contra la Intolerancia


Alacrán enamorado (Santiago Zannou, 2013) es un relato trepidante sobre un joven nazi que, a    través de su amor por una chica mulata y su pasión por el boxeo, lucha por salir del mundo de violencia y racismo en el que se encuentra inmerso.
La película cuenta en su reparto, además de con el popularísimo Álex González, con Carlos Bardem, Javier Bardem, Miguel Ángel Silvestre, Hovik Keuchkerian Judith Diakhaté.

Boxeo y violencia neonazi

La emisión de Alacrán enamorado dará pie para que los invitados al coloquio que modera Cayetana Guillén Cuervo conversen sobre dos temas fundamentales: el boxeo como forma de redimir un pasado conflictivo, como estímulo para superar graves problemas, y la violencia neonazi y cómo salir de ella.
Para acompañar el coloquio se presentará un reportaje sobre Antonio Fernández, "el Bigotes", un popular personaje de Sevilla que regenta un gimnasio dedicado a ayudar a personas a superar problemas con las drogas, la delincuencia, discapacidades físicas, etc. El Bigotes ha ayudado a centenares de chicos y chicas a canalizar en el deporte la rabia y la impotencia provocadas por vidas más que complicadas.
Además, se contará con el asesoramiento de Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia (MCI), una ONG de referencia en la lucha contra los delitos de odio y la intolerancia. Con él se conversará, entre otras cuestiones, sobre la posibilidad de ayudar a jóvenes captados por sectas fascistas a salir de las mismas.
Para completar un programa de gran intensidad, Hovik Keuchkerian, actor de Alacrán enamorado, ofrecerá un monólogo basado en su experiencia como boxeador profesional.

viernes, 8 de mayo de 2015

17 años para los dos jóvenes que mataron a pedradas a un mendigo

ANTONIO JESÚS MORA. ELPAIS.COM- La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado con 17 y 15 años y medio de prisión a dos jóvenes acusados de asesinar a pedradas, en junio de 2013, a un indigente en la localidad sevillana de Utrera. El tribunal considera probado que la víctima murió a consecuencia de los golpes “con piedras y palos” que le propinaron J. C. F. y G. D., de 21 y 22 años, respectivamente. Los dos condenados deberán indemnizar a la familia del fallecido con 27.000 euros. 10 días antes un jurado popular los declaró culpables por unanimidad.
La sentencia considera probado que los dos condenados se pusieron “de acuerdo” para atacar a Manuel, conocido como El chatarrero.Tras localizarlo en el camino de Zárate —“donde sabían que podían encontrarlo”—, J. C. F. comenzó a golpear con piedras y palos a la víctima mientras su amigo “le alumbraba con una linterna y vigilaba por si aparecía alguien”. “Me vais a reventar la cabeza”, les gritaba la víctima, según recoge la sentencia. Un vecino alertó a la policía.
Según la Audiencia, conscientes de que “podían causarle la muerte, los dos condenados no cesaron de golpearle” hasta que llegó la policía y se dieron a la fuga. Manuel rechazó ser atendido, pero murió al día siguiente “a consecuencia de un traumatismo abdominal cerrado”. El estado que mostraba el cadáver “permite tener una fiel idea del grado de violencia que se ejerció”. La Audiencia les condena a 17 años y medio y a 15 años y medio por un delito de asesinato, pese a que “no existe prueba directa de la realidad y autoría del delito”. El órgano se fundamenta en “indicios” como la declaración de un vecino y la de la policía.

martes, 5 de mayo de 2015

Se cumplen 70 años de la liberación de Mauthausen, el campo de concentración “de los españoles”

La historia no es sólo un rosario de fechas, pero las fechas nos ayudan a ubicarnos. El 5 de mayo de 1945, hace hoy justamente 70 años, las fuerzas estadounidenses entraron en Mauthausen, donde fueron recibidas con banderas republicanas españolas y con una gran pancarta en la puerta en la que se leía: “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras”.


EDUARDO GONZÁLEZ. SABEMOSDIGITAL.COM -El campo de Mauthausen había sido construido cerca de una cantera abandonada junto al río Danubio, en el norte de Austria. Se estima que tanto por el campo de concentración como por sus “subcampos” (como el de Gusen, un Kommando o campo auxiliar situado en la Alta Austria destinado al exterminio de los presos más débiles) pasaron casi 200.000 prisioneros entre 1938 y 1945 y fueron asesinadas casi 120.000 personas, una tercera parte de ellas pertenecientes a la comunidad judía.
Según las cifras oficiales, Mauthausen llegó a albergar a más de 7.500 españoles,de los que fallecieron al menos 4.500, la inmensa mayoría (casi 4.000) en Gusen. La primera tanda de medio millar de españoles llegó en vagones el 6 de agosto de 1940. Habían sido sorprendidos por la llegada de las tropas alemanas cuando malvivían en los campos de refugiados para republicanos, desde los que ayudaban a las tropas galas directamente con las armas o trabajando en la construcción de las defensas militares dentro de las llamadas Compañías de Trabajadores Extranjeros del ejército francés.
Inmediatamente después de la captura de los españoles, en Angulema y en otros puntos de Francia, la Embajada alemana en Madrid se puso en contacto hasta en dos ocasiones con el Gobierno español para instarle a hacerse cargo de estos miles de “combatientes rojos españoles” (rotspanienkämpfer), pero la dictadura de Francisco Franco, a través de su ministro de Exteriores, el cuñadísimo Ramón Serrano Suñer, se limitó a responder que no reconocía a ningún español más allá de sus fronteras y que, en su condición de “apátridas”, Alemania era libre para hacer con ellos lo que quisiera, a pesar de que, como demuestra la documentación, el Gobierno español conocía perfectamente lo que sucedía en los campos de concentración.
En este contexto, y a causa de la dejación de las autoridades españolas, entre 10.000 y 12.000 españoles de toda condición (mujeres, hombres, niños, ancianos) pasaron de golpe de refugiados políticos a prisioneros de la Gestapo, que los marcó con el triángulo azul invertido de los apátridas y con una S deSpanier en el centro.
Según el historiador Benito Bermejo, Adolf Hitler ordenó el 25 de septiembre de 1940 el envío de "los combatientes de la España roja" a "un campo de concentración”. Tras la orden de Hitler (que salió de Berlín justo al día siguiente de un encuentro entre el Führer y Serrano Suñer en la capital alemana), fueron llegando a Mauthausen-Gusen alrededor de 7.300 españoles, entre los que destacaba el grupo de Angulema, formado por unos 400 hombres. El 26 de agosto de 1940 falleció el primer español, quien fue inmediatamente homenajeado por sus compatriotas con un minuto de silencio. Se estima que la mayoría de las muertes de españoles se produjeron entre 1941 y 1942.
La dictadura de Franco declaró "apátridas" a los españoles y los dejó a la discreción de los nazis
Mauthausen se encontraba junto a una cantera de granito en la que trabajaban los prisioneros hasta su agotamiento final (los supervivientes recordaron durante muchos años la “escalera de la muerte”, los 186 escalones por los que se tenían que cargar los bloques de granito). Asimismo, Mauthausen fue clasificado en 1941 como el único campo de concentración de categoría III, reservada a los prisioneros "culpables de acusaciones realmente graves, incorregibles, asociales y convictos por causas criminales”.
Como consecuencia de esta función política del campo, los prisioneros de Mauthausen/Gusen padecieron las condiciones de detención más severas y unos de los índices de mortalidad más altos de todos los campos de concentración del III Reich. Aunque la mayoría de los prisioneros murieron fusilados y ahorcados, además de por hambre, enfermedades y malos tratos, la cámara de gas de Mauthausen tenía capacidad para matar a 120 personas a la vez y se utilizaba con frecuencia cada vez que llegaban los transportes de prisioneros, en una especie de “alarde” para impresionar a los altos dignatarios nazis que visitaban el campo.
La presencia de los españoles fue crucial en todo momento, tal como recoge el portal de Wikipedia. Cuando empezaron a llegar prisioneros procedentes de otros frentes, los españoles, en su calidad de veteranos, ayudaron a los recién llegados a sobrevivir, a resistir ante el nazismo a la espera de la llegada de los aliados y a recopilar pruebas para ayudar en los posibles procesamientos de los verdugos y para que las siguientes generaciones conocieran lo que estaba pasando. El caso más notorio es el del reportero gráfico Francesc Boix(Barcelona, 1920-París, 1951), el “fotógrafo de Mauthausen” y único español que pudo testificar contra los jerarcas nazis en el proceso de Nuremberg.
Cerca de 120.000 personas fueron asesinadas en Mauthausen, incluidos 4.500 españoles
Otro de los testigos, uno de los 25 que continúan con vida en la actualidad, es Ramiro Santisteban Castillo. Este cántabro, presidente de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos y prisionero número 3.237 de Mauthausen, llegó al campo de concentración el 6 de agosto de 1940 con sólo 17 años de edad, junto a su padre y su hermano mayor.
“Allí conocimos lo que nunca antes hubiésemos podido imaginar. Los trabajos en la cantera o en otros lugares hasta caer agotados; el hambre; las enfermedades; los castigos crueles. Los hijos veían consumirse a sus padres; muchos iban viendo morir a sus compañeros de luchas, a sus paisanos. Otras veces simplemente desaparecían, enviados a un destino desconocido; entonces sospechábamos lo peor, y esas sospechas un día se revelaron ciertas”, recordaba hace unos años en un artículo publicado por el Buscador de Españoles deportados a Campos de Concentración, del Ministerio de Educación y Cultura.
“De los españoles que entramos en Mauthausen solamente unos dos mil regresamos a Francia en 1945, pero algunos lo hicieron en muy malas condiciones”, recordó. Su padre falleció en el Hospital de la Salpetrière de París a las pocas semanas de volver.
Después de 1945, Mauthausen permaneció bajo administración norteamericana y, posteriormente, fue utilizado como cuartel por el Ejército soviético. En junio de1947, Moscú entregó el antiguo campo de concentración al Gobierno de Austria para la construcción de un Memorial, que fue inaugurado dos años más tarde, con el nombre de Monumento público de Mauthausen.
En años posteriores, numerosos países y grupos de víctimas fueron agregando sus propios monumentos, hasta que a principios de los sesenta se instaló en su interior un cementerio para las víctimas del campo de concentración que se encontraban en los “cementerios americanos” en Mauthausen y Gusen y en las fosas comunes de las SS.  En 1970 se celebró la primera exposición permanente sobre Mauthausen en el edificio de la enfermería y en 2003 se construyó el Centro de Visitantes.
ACTO DE HOMENAJE EN MAUTHAUSEN
Transcurridos setenta años desde la liberación, las víctimas y sus descendientes siguen dispuestas a preservar el recuerdo. La asociación Amical de Mauthausen y Otros Campos, con sede en Barcelona, ha organizado para este próximo fin de semana un viaje a Mauthausen y a Buchenwald a fin de asistir a los actos organizados por los Comités Internacionales, en los que participan delegaciones de 21 países. En el viaje participarán 150 personas procedentes de Aragón, Valencia, Cataluña, Valencia, Madrid, Cantabria y Menorca, entre otros lugares, además de representantes políticos (entre ellos el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Garcia-Margallo) y alumnos de institutos de secundaria que participan del proyecto de Red de Memoria y Prevención del Fascismo, Nunca Más, que impulsa la Amical española.
Entre los actos previstos, que se llevarán a cabo en el Castillo de Hartheim, en Ebensee, en Gusen y ante el monumento español del campo Mauthausen, destaca la inauguración de una placa en la casa de Anna Pointer, la mujer que ayudó a esconder los negativos de las fotografías realizadas por Boix, que permitieron posteriormente conocer las atrocidades cometidas en el campo y ayudaron al propio fotógrago a intervenir como testigo en los juicios de Nuremberg, según informó este lunes Amical en un comunicado.

En el mismo comunicado, difundido con motivo del aniversario, Amical ha advertido de que "aún quedan muchas reivindicaciones pendientes, entre ellas el reconocimiento jurídico de las víctimas (tal y como se ha reclamado esta semana pasada en el Congreso de los Diputados), el reconocimiento de víctimas de la deportación a las familias,  el reconocimiento de lo que significó el exilio y la deportación en pérdidas de capital humano, político, cultural y social para pueblos enteros y para la sociedad española en general".
Asimismo, ha llamado la atención sobre la necesidad de que se reconozca"la complicidad del régimen franquista y del régimen de Vichy, los pactos entre Franco y Hitler, que convirtieron en apátridas a los exiliados españoles y en víctimas de los campos de exterminio". "No podemos olvidar tampoco que las víctimas fueron estigmatizadas y culpabilizadas durante más de 40 años, negando sus derechos y reconocimientos, a ellos y a sus familias, y prohibiéndoles constituir una  asociación de apoyo", ha añadido.

lunes, 4 de mayo de 2015

Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia: «El odio ideológico y el odio religioso se van a disparar en los próximos años»


  • Este intelectual asegura que Internet es "un factor multiplicador" y pide que se cree una ley integral contra este tipo de delitos


VIDAL ARRANZ. ELNORTEDECASTILLA.ES- Esteban Ibarra es una referencia intelectual y ética en la defensa de la dignidad de la vida humana, lo que le ha granjeado un sin número de enemigos dispuestos a hacerle la vida imposible. En cierto modo, y salvando las distancias, es una víctima más de esos crímenes de odio a los que se opone desde hace más de 20 años desde su organización: Movimiento contra la Intolerancia. Y como tal se aplica a sí la misma medicina que receta a los demás: denunciar siempre las agresiones, no resignarse, no ceder a la tentación de la fatalidad. "Las víctimas no deben aceptar de forma sumisa que se las agreda por ser diferentes. Hemos trabajado mucho para lograr las libertades democráticas que disfrutamos y nadie tiene derecho a conculcarlas".

Ibarra se desplazó ayer a Valladolid para participar en el foro cívico ?Los derechos humanos ante la discriminación y los delitos de odio?, que se celebró durante todo el día en la Facultad de Educación y Trabajo Social. El lugar no fue elegido al azar. Y es que la educación es la gran apuesta de la organización que preside.

"Hay que educar para prevenir. Una sociedad fuerte en derechos humanos está más capacitada para enfrentarse a las minorías intolerantes que puedan crecer en su interior". Educar para formar individuos capaces de apreciar el valor intrínseco de la dignidad del ser humano. Pero también enseñar a detectar los signos que alertan de la existencia de un problema. "Los grupos extremistas manejan códigos propios, que van desde el uso de ciertos símbolos a la vestimenta. Códigos que no siempre son evidentes. En ocasiones he ido a colegios que estaban plagados de pintadas neonazis y los profesores no se habían dado cuenta. Creían que eran grafitis. Se estaban riendo de ellos a la cara".

El concepto de crimen de odio está asociado a la existencia de un delito penal. Normalmente, agresiones, aunque también se han dado casos de asesinato. "Los datos del Ministerio de Interior estiman que se producen 1.200 delitos de odio al año. Nosotros creemos que la cifra real se acerca más bien a los 4.000, porque muchas agresiones no se denuncian". Según los datos oficiales, el grupo más golpeado es el colectivo homosexual, pero Ibarra cree que eso es solo porque denuncian más, aunque también existe un elevado porcentaje de ocultamiento. "La mayoría de las víctimas son inmigrantes, pero solo acuden a la policía en uno de cada diez casos", explica. El tercer colectivo en sufrir agresiones son los discapacitados, y luego las personas sin techo, lo que encaja con el perfil de las organizaciones que las provocan. "Son de extrema derecha y neonazis, y están convencidos de que todas estas personas son una carga inútil para la sociedad".

El problema está ahí y todo apunta a que crecerá gracias a Internet "que es un gran factor multiplicador". De hecho, Ibarra apuesta a que "el odio religioso y el odio ideológico se van a disparar" durante los próximos años. "Todo el mundo habla de la tolerancia, pero se practica poco y mal. Vivimos en un mundo yoista, muy centrado en el yo de las personas ?mi identidad, mi discurso, mi mundo? que convive con una realidad globalizada que nos brinda conocimientos superficiales de otras religiones o culturas, lo que facilita la incomprensión y el estereotipo".

Con todo, Ibarra es hoy un hombre optimista. Cree que bajo el mandato del Gobierno de Mariano Rajoy, se ha producido un avance espectacular en el abordaje legal de este problema. "Solo soy un notario de la realidad", advierte, ante el gesto de sorpresa del periodista. Y lo explica: "Este Gobierno ha creado el primer registro de delitos de odio; ha aprobado por primera vez protocolos de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad para perseguir a los violentos y proteger a las víctimas; ha creado 52 fiscalías especializadas; ha impulsado la constitución del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio, una institución pionera en Europa; y ha reformado el Código Penal incluyendo el delito de incitación al odio, un avance fundamental para poder perseguir el racismo en internet. Y todo ello se ha conseguido en los dos últimos años", explica el líder de Movimiento contra la Intolerancia. "Todo esto debería culminar en una Ley Integral contra los Delitos de Odio. Queremos que en esta materia se haga política de Estado, no política de partido".

Ibarra defiende el concepto moderno de tolerancia auspiciado por la Unesco en 1995 que no se limita a demandar respeto para el diferente, sino también aceptación y aprecio, como expresión del valor de la diversidad humana. "La tolerancia es el aceite de la democracia. Pero no vale solo predicarla; hay que practicarla. El problema de la intolerancia es que tiene muchas caras y no es fácil luchar a la vez contra todas e
llas".

El discurso del odio aprovecha la red

ESPERANZA CODINA. ELPAIS.COM- Hay varios motivos que sustentan la proliferación en las redes sociales y otros soportes de internet de los llamados delitos de odio, que engloban los ataques, amenazas o insultos por motivo de raza, etnia, religión, edad, discapacidad, orientación sexual, situación de pobreza o diferencia ideológica. La sensación de anonimato e impunidad que tiene el agresor (algo que en realidad no es cierto) y la facilidad con la que puede difundir su mensaje y hacerlo llegar a miles de personas son dos de ellos. La inmediatez, a su vez, provoca falta de control sobre ese discurso ofensivo. “Se hace sin reflexionar”, explica Mayte Verdugo, responsable en la Fiscalía de Málaga de perseguir estas infracciones desde 2011, la primera en Andalucía encomendada a esta tarea.
El primer caso que investigó, que está pendiente de juicio, fue por una supuesta incitación al odio hacia las personas de etnia gitana. “Los gitanos son una raza semihumana que se caracteriza por robar y por drogarse”, se leía en una página web creada en Málaga por un particular, hechos denunciados por la Fundación Secretariado Gitano. Este delito está sancionado en el Código Penal con entre uno y tres años de cárcel.
Entre los casos más recientes de discursos supuestamente ofensivos están los comentarios en Twitter mofándose de las víctimas del accidente aéreo de Germanwings por ser catalanes, remitidos a la Fiscalía de Barcelona y con posibles investigaciones en Málaga, Sevilla, Cádiz, Toledo y Alicante porque de estos puntos geográficos procederían sus autores, y la reciente detención de los cuatro componentes de un grupo de música por presuntamente incitar al odio y a la violencia en sus interpretaciones contra las personas con discapacidad.
La denegación de determinados servicios por la orientación e identidad sexualo por motivos xenófobos también se considera un delito de odio. La fiscal malagueña tiene sobre la mesa el caso de una chica transexual a la que supuestamente se le prohibió la entrada en un bar y el de un funcionario que habría obstaculizado reiteradamente la atención a inmigrantes que pretendían acceder a un servicio público.
La investigación de estas infracciones penales se topa con muchos inconvenientes y no es sencilla. Se trata de víctimas muy vulnerables que en muchas ocasiones tienen miedo a denunciar, por eso se trabaja estrechamente con colectivos y organizaciones no gubernamentales (ONG) que defienden sus derechos. Las cifras sumergidas en este ámbito son altísimas, hasta el punto de que algunas estadísticas reflejan que un 86% de los casos no se denuncian.
Otra complicación es que no solo hay que demostrar el hecho, sino su motivación. Es decir, que se ha agredido a una persona por ser homosexual o por tratarse de un inmigrante. En el caso de los mensajes que pueden insultar o incitar al odio, el derecho a la libertad de expresión puede “colisionar” con la protección a la igualdad y la integridad moral de los afectados, explica Verdugo.
El pionero en los trabajos de visualización de los delitos de odio en España fue el fiscal de Barcelona Miguel Ángel Aguilar. La especialización se extendió en 2013 y desde entonces funciona una red con un fiscal dedicado a estos asuntos en cada provincia. Su nombre técnico es el de tutela penal de la Igualdad y contra la Discriminación y se buscan prácticas comunes en todo el entorno europeo. La lucha contra los delitos de odio avanza poco a poco y existe un protocolo de actuación para formar a los cuerpos policiales y fomentar su sensibilidad en el tratamiento de las víctimas.
El Ministerio del Interior realiza desde 2013 un informe sobre estos delitos con el objetivo de mejorar su identificación e investigación. En España hubo en 2014 un total 1.285 incidentes conocidos (el año anterior fueron 1.172), de los que 297 se produjeron en Andalucía. Fue la comunidad más afectada y las provincias de Cádiz (132) y Sevilla (80) se situaron en los puestos de salida a nivel nacional.
La fiscal Verdugo no cree que ahora existan más casos, sino que están aflorando. Valora el trabajo que se ha empezado a hacer y apuesta por aumentar la sensibilidad de los operadores jurídicos (jueces, fiscales y policía), llegar mejor a las víctimas y concienciar a toda la sociedad de la necesidad de denunciar estas prácticas. Transmite otro mensaje a los ciudadanos: “no todo lo malo es delito”. Es decir, hay conductas que pueden ser deplorables, pero no tienen castigo penal.